¡Quisiera que Mis hijos se aficionaran a alabarme! ¡Ojalá tuvieran constantemente una palabra y una canción de alabanza en el corazón y en los labios! Cuando alabáis, puedo envolveros en Mi Espíritu. La alabanza ayuda a repeler los asaltos de dudas, temores y preocupaciones con que el Maligno os combate mentalmente. La alabanza otorga gran fortaleza, ya que hace que vuestros pensamientos permanezcan en Mí.
Decís: «¡Enséñanos cómo podemos agradarte!» Yo os digo: Cantadme. Cantadme con acción de gracias. Cantadme con voz de alabanza. Cantadme con voz de amor. Cantadme con voz de júbilo. Cantadme apasionadamente. Cantadme vuestras oraciones. Sabed que en Mi Reino se canta mucho. Se toca mucha música celestial, con la cual se me venera, se me alaba y se me entonan oraciones.
A los que consideráis que no cantáis bien os digo que Yo escucho en el Espíritu. Oigo el canto que sale del corazón, no sólo la melodía que brota de los labios. No os inhibáis, pues, de cantarme y alabarme con cánticos. Me complace oír vuestras palabras de ternura, de alabanza, de gratitud, de apremio, de entrega y de amor. Me encanta oírlas expresadas por medio de la música, por medio de plegarias y por medio del pensamiento.
Las palabras de alabanza que brotan de tus labios, de tu corazón y de tu espíritu, dirigidas a Mi corazón y a Mi Espíritu, son el gozo de Mi vida. Exprésamelas en todo momento. Dirígemelas cuando quieras. Nunca te dé timidez ni temor expresar la gratitud que sientes Mí y por el Amor que te he manifestado.
Me encantan tus palabras, todas sin excepción. Digas lo que digas, te comprendo. Aunque te parezca que tus palabras se quedan cortas, las comprendo. Todo lo que me dices significa mucho para Mí. Cada expresión de alabanza y de gratitud me conmueve vivamente y me satisface.
La alabanza es vital. Es un don preciado, de gran estima. Es lo que se hace en el Reino de Dios. La alabanza se opone a los caminos del mundo. El Diablo sujeta a sus hijos a esclavitud por medio del temor, la ansiedad, las contiendas, el resentimiento y la murmuración. Mas Yo anhelo conducir a Mis hijos a la libertad por medio de la alabanza y la acción de gracias.
Hallo gran complacencia en las alabanzas de Mis hijos. Así como vosotros os agradáis de los cumplidos y elogios de vuestros seres queridos, Yo me regocijo en gran manera en la alabanza de Mi Esposa, la Esposa de Cristo. A medida que me alabéis por las bendiciones que os otorgo, por todo lo que os proveo, por Mi protección, por las palabras de amor que os dirijo, por la orientación que os doy, abriré las ventanas de los Cielos y derramaré estas cosas con mayor abundancia aún.
¿Deseas ser más una persona más amorosa? Ámame. ¿Quieres manifestar mayor gratitud? Dame gracias por Mis bendiciones. ¿Anhelas tener más una actitud de alabanza? Pasa tiempo enalteciéndome. ¿Ansías colgar los vicios que te tienen esclavizado? Pasa tiempo conmigo amándome, ensalzándome y adorándome, y te concederé los deseos de tu corazón.
No tienes por qué preocuparte, por qué temer ni inquietarte. A medida que me ames, Yo eliminaré todas las preocupaciones. A medida que me alabes, expulsaré todos los temores. A medida que pases tiempo conmigo, huirán las tinieblas. Yo habito entre las alabanzas de Mi pueblo.
Mi Espíritu produce alborozo e inmensa libertad de espíritu. No lo sofoques. Deja que arda.
En tu júbilo, alábame. En tu júbilo, adórame. En tu júbilo, cántame. Así tus hijos verán el gozo y la felicidad que hallas en Mí. Desearán y buscarán ese júbilo, y también ellos hallarán felicidad en Mí al ver que tú cobras vida en Mi Espíritu con Mi gozo, Mi libertad, Mi alabanza y Mis cánticos en tus labios. Serán testigos de la transformación de tu espíritu, y ellos también se regocijarán y serán partícipes de las libertades que Yo prodigo.
Por tanto regocíjate. Alégrate. Cántame un cántico nuevo. Un cántico de alegría, de felicidad, de libertad, porque deseo liberarte con Mi amor, con Mis palabras, liberarte con Mi fuerza y con Mi alegría.
Decís: «¡Enséñanos cómo podemos agradarte!» Yo os digo: Cantadme. Cantadme con acción de gracias. Cantadme con voz de alabanza. Cantadme con voz de amor. Cantadme con voz de júbilo. Cantadme apasionadamente. Cantadme vuestras oraciones. Sabed que en Mi Reino se canta mucho. Se toca mucha música celestial, con la cual se me venera, se me alaba y se me entonan oraciones.
A los que consideráis que no cantáis bien os digo que Yo escucho en el Espíritu. Oigo el canto que sale del corazón, no sólo la melodía que brota de los labios. No os inhibáis, pues, de cantarme y alabarme con cánticos. Me complace oír vuestras palabras de ternura, de alabanza, de gratitud, de apremio, de entrega y de amor. Me encanta oírlas expresadas por medio de la música, por medio de plegarias y por medio del pensamiento.
Las palabras de alabanza que brotan de tus labios, de tu corazón y de tu espíritu, dirigidas a Mi corazón y a Mi Espíritu, son el gozo de Mi vida. Exprésamelas en todo momento. Dirígemelas cuando quieras. Nunca te dé timidez ni temor expresar la gratitud que sientes Mí y por el Amor que te he manifestado.
Me encantan tus palabras, todas sin excepción. Digas lo que digas, te comprendo. Aunque te parezca que tus palabras se quedan cortas, las comprendo. Todo lo que me dices significa mucho para Mí. Cada expresión de alabanza y de gratitud me conmueve vivamente y me satisface.
La alabanza es vital. Es un don preciado, de gran estima. Es lo que se hace en el Reino de Dios. La alabanza se opone a los caminos del mundo. El Diablo sujeta a sus hijos a esclavitud por medio del temor, la ansiedad, las contiendas, el resentimiento y la murmuración. Mas Yo anhelo conducir a Mis hijos a la libertad por medio de la alabanza y la acción de gracias.
Hallo gran complacencia en las alabanzas de Mis hijos. Así como vosotros os agradáis de los cumplidos y elogios de vuestros seres queridos, Yo me regocijo en gran manera en la alabanza de Mi Esposa, la Esposa de Cristo. A medida que me alabéis por las bendiciones que os otorgo, por todo lo que os proveo, por Mi protección, por las palabras de amor que os dirijo, por la orientación que os doy, abriré las ventanas de los Cielos y derramaré estas cosas con mayor abundancia aún.
¿Deseas ser más una persona más amorosa? Ámame. ¿Quieres manifestar mayor gratitud? Dame gracias por Mis bendiciones. ¿Anhelas tener más una actitud de alabanza? Pasa tiempo enalteciéndome. ¿Ansías colgar los vicios que te tienen esclavizado? Pasa tiempo conmigo amándome, ensalzándome y adorándome, y te concederé los deseos de tu corazón.
No tienes por qué preocuparte, por qué temer ni inquietarte. A medida que me ames, Yo eliminaré todas las preocupaciones. A medida que me alabes, expulsaré todos los temores. A medida que pases tiempo conmigo, huirán las tinieblas. Yo habito entre las alabanzas de Mi pueblo.
Mi Espíritu produce alborozo e inmensa libertad de espíritu. No lo sofoques. Deja que arda.
En tu júbilo, alábame. En tu júbilo, adórame. En tu júbilo, cántame. Así tus hijos verán el gozo y la felicidad que hallas en Mí. Desearán y buscarán ese júbilo, y también ellos hallarán felicidad en Mí al ver que tú cobras vida en Mi Espíritu con Mi gozo, Mi libertad, Mi alabanza y Mis cánticos en tus labios. Serán testigos de la transformación de tu espíritu, y ellos también se regocijarán y serán partícipes de las libertades que Yo prodigo.
Por tanto regocíjate. Alégrate. Cántame un cántico nuevo. Un cántico de alegría, de felicidad, de libertad, porque deseo liberarte con Mi amor, con Mis palabras, liberarte con Mi fuerza y con Mi alegría.
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