Introducción
Mucho que dar
El tapiz
La eterna juventud
Las etapas de la vida
Seré todo esto
¿Que no tienes nada que ofrecer?
Vasos de barro
El collar de perlas
Inversión a futuro
Apóyate en Mí
Nunca estás a solas
La causa y el remedio
Te perdono
Perfecta paz
Remóntate
Te quiero porque eres tú
Esta batalla es Mía
Amigos para siempre
Más cerca que antes
Perspectiva celestial
La luz de Mi amor
Sin remordimientos
Quiero brillar a través de ti
Estamos en esto juntos
Escúchame y aprende
Es todo parte de un plan
La segunda vez es mejor
Se buscan personas que oren
No te cierres al amor
Quién es perfecto?
Te ruego que ores
Ese tesoro que llamamos tiempo
Cambio de carrera
Legado de fe
Sé optimista
Una combinación ideal
Va aflorando la ternura
Déjame tomar el timón
Hablemos del amor
Los portentos del Cielo
Alborada
El santuario
Consejos del Gran Médico
¿Te sientes como sapo de otro pozo?
El faro
¿En qué consiste el amor?
Hazlo por Mí
El mejor paso
Mi obra silenciosa
Cada vez más unidos
Epílogo
A medida que nos hacemos mayores, muchas veces, al referirnos al pasado, hablamos de los buenos tiempos, y nos lamentamos de que ya no podamos hacer muchas cosas. Las personas de las que antes cuidábamos, ahora deben cuidarnos a nosotros. Los gratos recuerdos corren el riesgo de ser eclipsados por el remordimiento, el desencanto, los trabajos inconclusos y los sueños que no se hicieron realidad. Habiendo transcurrido la mayor parte de nuestra vida, nos preguntamos qué nos aguarda.
Los mensajes de Jesús contenidos en este libro te darán una perspectiva celestial que aumentará tu amor por la vida, te infundirá fe y convertirá cada día en una nueva aventura. Lo mejor aún está por venir.
Introducción
A medida que envejecemos, muchas de las vivencias que tenemos pueden resultarnos nuevas. Sin embargo, para Jesús no lo son. A lo largo de los tiempos, Él ha apoyado durante esta etapa de la vida a quienes guardan una relación íntima y estrecha con Él, y quiere prodigarnos esos mismos cuidados, amor y ternura a nosotros. Él conoce los momentos culminantes, las alegrías y la satisfacción de una vida bien vivida. También conoce todos nuestros pesares, cada lágrima que derramamos, comprende nuestros temores y frustraciones, se compadece de nosotros cuando sufrimos pérdidas y desilusiones, y sabe exactamente qué necesitamos para disfrutar de la vida y superar cada reto.
Los siguientes mensajes de Jesús te proporcionarán ánimo y consuelo cuando más lo necesites. Es más, pueden contribuir a que establezcas una línea directa con el Cielo que te permita recibir la respuesta perfecta para cada interrogante y cada necesidad que tengas. Así es, tú también puedes escuchar a Jesús. Él se dirige a todos cuantos creen en Él, le piden sinceramente que les hable y aceptan por fe que lo que escuchan en su corazón es, en efecto, Su voz.
Ábrele el corazón a Jesús y recibe Sus palabras de amor y vida. Él puede hacer que estos sean tus mejores años.
Mucho que dar
Tus años postreros pueden ser los que te brinden más satisfacciones y más amor. Muchos pueden beneficiarse de tu sabiduría, de tu experiencia y de tu comprensión de los verdaderos valores de la vida. Ahora ves las cosas con mayor claridad, pues los efímeros afanes que antes ocuparon tus días dieron paso a una percepción más aguda de lo que es verdaderamente importante.
Deseo que transmitas estas experiencias, estas percepciones a los demás, sobre todo a quienes bregan en los albores de la vida. Aunque tengan energías, fuerzas, ambiciones y bienes materiales, casi sin excepción carecen de la sabiduría y profundidad que posees tú. Y es que no podría ser de otra manera, pues no han vivido tanto como tú.
Las cosas más trascendentales de la existencia no se obtienen sino a través de la experiencia, y para ello se necesita tiempo. Abre el cofre de tu corazón y ofrece a los demás los tesoros que allí están guardados.
El tapiz
Cada suceso de la vida de una persona, cada pensamiento, cada decisión, cada expresión de amor y cada interacción con otro ser humano se asemeja a un hilo de un tapiz. Día tras día, los hilos oscuros y los claros se entretejen, en muchos casos, al parecer, sin orden ni concierto. Pero al final forman una imagen.
Al contemplar ahora el tapiz de tu vida, veo que es hermoso. Todas las cosas buenas -la felicidad y las satisfacciones, el amor que diste y recibiste, las vidas que se enriquecieron gracias a ti- son los hilos claros.
Las hebras oscuras son las dificultades y desencantos, las pruebas y las lágrimas. Son necesarias para que los hilos claros contrasten, y le confieren al tapiz color e intensidad.
Nadie jamás tejió un tapiz como el tuyo. Nadie habría podido, pues tu vida es única.
La eterna juventud
Un corazón lleno de amor nunca envejece.
Si siempre tienes el corazón lleno de amor -amor a Mí y al prójimo-, habrás hallado la fuente de la juventud.
Si algunos de tus sueños aún están ligados al futuro, es que no has envejecido. Todavía albergas expectativas y tienes intereses a los que dedicarte.
En tanto que no dejes de aprender, sigues con vida.
Es preferible un joven de cien años a un viejo de cuarenta.
La edad es un estado de ánimo. Si conservas jóvenes tu mente y tu corazón, eres joven.
No dejes de disfrutar de la vida por el solo hecho de que no puedes hacer muchas cosas que antes hacías. Si Yo no considerase que tienes algo por hacer y que eres capaz de hacerlo, no estarías ahí. Procura dar con lo que Yo te tengo reservado y pon todo tu empeño en ello.
Las etapas de la vida
Inicialmente gozaste de tus años de primavera, cuando eras joven y rebosabas inquietud y energías. Pasabas tus días aprendiendo, experimentando y buscando tu lugar en la vida.
Luego vinieron los años de crecimiento y florescencia, el productivo verano de tu vida, en el que tus esfuerzos anteriores dieron fruto y tus sueños se hicieron realidad.
Ahora te encuentras en el otoño, época de cosecha, en que las hojas dejan su verdor y adquieren intensos tonos rojos y dorados.
A primera vista esta etapa puede parecerte decepcionante. Te preocupa perder ciertas habilidades que consideras necesarias para llevar una vida provechosa y feliz. Sin embargo, si aceptas esta temporada de tu historia como una bendición dispuesta por Mí, aún podrás gozar de la vida a plenitud. Quizá no puedas hacer algunas cosas que antes hacías, pero eso te dará más tiempo para cosas mejores. Todo depende de cómo lo veas. Relájate, descansa y disfruta del cambio de hojas. Las numerosas hojas de color que exhibo cada otoño revelan las muchas facetas del amor y otras bendiciones que tengo para ti.
Eres como una flor que se abre tarde en la vida y florece con mayor espectacularidad que los retoños que brotaron en los primeros años. ¡Eres Mi obra maestra!
Seré todo esto
Cuando te agotes, seré tu reposo.
Cuando estés a oscuras, seré tu luz.
Cuando sientas hambre, seré tu pan de vida.
Cuando tengas miedo, seré tu amparo.
Seré todo eso para ti, pues me perteneces.
Cuando te embargue la soledad, seré tu amigo.
Cuando te asalten dudas, seré tu fuente de fe y valor.
Cuando flaquees, seré tu fortaleza.
Cuando te sientas impotente, seré tu intercesor.
Seré todo eso para ti, porque te amo.
¿Que no tienes nada que ofrecer?Top
¿Quién dice que tienes poco o nada que ofrecer a los demás? Todo el mundo tiene carencias, todo el mundo tiene problemas. Quizás eres la persona indicada para satisfacer una necesidad de alguien o ayudarlo a resolver algún enredo.
Puedes ser la llave que abra la cerradura, a fin de que Yo le dé libertad.
Puedes ser quien le diga las palabras justas para sacarlo de una depresión.
Puedes sonreírle y llevarle alegría.
Puedes ser el remedio preciso que necesita.
Tu optimismo puede devolverle las ganas de vivir.
Tu amistad puede llenar el vacío que hay en su vida.
Tu fe puede contagiársele.
Tu amor puede motivarlo a acogerse al Mío.
Puedes ser la respuesta a sus plegarias.
Vasos de barro
La Biblia dice: «Tenemos este tesoro en vasos de barro -modestos recipientes de arcilla-, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros» (2 Corintios 4:7). Así es como obro Yo. Me valgo de personas débiles, de quienes no poseen ninguna grandeza ni fuerzas propias a fin de poner de manifiesto Mi poder. Así no hay duda de que esas personas son solamente instrumentos en Mis manos y que soy Yo a quien se le debe atribuir el mérito de todo lo que obro por medio de ellas.
En el mundo se promueve que la gente sea fuerte, autosuficiente y orgullosa. En cambio, los auténticamente grandes en Mi reino son los que transitan por la senda de la humildad y la sumisión a Mí. Si tomas esa senda podrás vivir los mejores años de tu vida, años colmados de amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, mansedumbre y fe. Todos esos son los frutos de Mi Espíritu, que provienen de guardar una relación estrecha conmigo.
El collar de perlas
Cuando un granito de arena se mete en una ostra, al principio la incomoda. Pero la ostra lo cubre con sucesivas capas de nácar, y así, poco a poco, el granito de arena se convierte en una perla.
De igual modo, las pruebas pueden dar origen a hermosas perlas en tu vida. Cuando optas por aceptarlas y confiar en que Yo les voy a sacar provecho, poco a poco y con el tiempo, cubro esa irritable contrariedad y hago de ella algo hermoso.
Por medio de las dificultades te enseño cosas que no podrías aprender tan cabalmente de ninguna otra forma: paciencia, entereza, fe, optimismo y muchas cosas más. Cada vez que confías en Mí y Yo te saco adelante ante alguna dificultad o etapa de la vida, se cultiva una hermosa perla más. Al final, tu vida se convierte en un collar de magníficas perlas.
Inversión a futuro
Sé todo lo que has hecho por los demás. No me olvido de nada. Soy como un contador minucioso y lo apunto todo en Mi libro. Cada palabra amable, cada pizca de amor y cada gesto desinteresado se registra en Mi libro. Veo también todas las aflicciones, las dificultades, las injusticias que has sufrido y cada prueba de tu fe. Eso también queda registrado en Mi libro.
Todo eso lo has invertido en la eternidad. Has dado mucho, a diestra y a siniestra, pero no te das cuenta de cuánto has invertido ni cuántos intereses te reditúa tu inversión. Llegado el día del balance, cuando Yo coteje los libros y veas cuánto acumulaste en la vida venidera, te vas a sorprender de las recompensas que te aguardan.
Apóyate en Mí
Te concebí de manera que tuvieras necesidad de acudir a Mí. Si no tuvieras que capear temporales, navegarías despreocupadamente y te contentarías con llevar una vida tranquila y apacible. En cambio, frente a las dificultades acudes a Mí y me encuentras.
Nunca te someteré a una prueba que no puedas superar. Siempre estoy a tu lado para sostenerte y consolarte, pues te amo. Apóyate de lleno en Mí y déjame hacerme cargo de las preocupaciones, los pesares y los afanes mientras tú descansas.
Te ayudaré a salir bien de cada trance. No hay situación en que no pueda prestarte asistencia, no hay nada difícil para Mí. Ven a Mí, háblame, cuéntame lo que te aqueja y permíteme que te tranquilice y te aconseje. En Mí hallarás todo lo que te hace falta.
Nunca estás a solas
He caminado junto a ti toda la vida. He estado contigo en cada recodo del camino. No siempre sentiste Mi presencia y a veces te invadía la incertidumbre. No sabías exactamente dónde estaba Yo o si, en efecto, me encontraba presente. Pero a pesar de cómo te sintieras o dónde estuvieras, siempre estuve cerca de ti. En ocasiones hasta te cargué en brazos. ¿Qué te hace pensar entonces que ahora voy a dejar de velar por ti o de estar a tu lado? Estoy tan cerca como siempre -a una plegaria, a un susurro de distancia-, y eres tan entrañable para Mí como siempre.
Todas las cosas redundan en bien para quienes me aman. Te ruego que confíes en que todo lo que consentí que se cruzara en tu camino tuvo un buen propósito, hasta aquellas cosas que inicialmente no parecían buenas. Un día verás lo bueno en todo. Te lo prometo.
La causa y el remedio
Como bien sabes, no todo el monte es orégano, no toda la vida es risueña. Has tenido tu cuota de contrariedades y en muchas ocasiones consideraste que estabas obligado a hacerles frente por tu cuenta. Te preguntas por qué permití que te sucedieran ciertas cosas. Te lo explicaré.
Otras personas fueron las causantes de algunas de tus cuitas. En tales casos no siempre podía intervenir, pues a todos se les ha concedido libre albedrío. Me entristece que hayas sufrido a causa de las decisiones erróneas y falta de amor de terceros.
Permití que te vieras en otros apuros con la esperanza de que te llevaran a acercarte a Mí y a aceptar Mi ayuda y Mi amor. Pensaste que eras capaz de hacer frente a cualquier dificultady de cuidarte bien por tu cuenta, pero no fue así. A veces diste lugar a que te auxiliara, y otras veces, no. Pese a ello, nunca te abandoné. En cada ocasión estuve a tu lado esperando a que me pidieras ayuda.
A veces te endurecías para poder soportar el dolor y el esfuerzo, y otras me culpabas por tus desdichas, como si Yo no te amara. Pero siempre te he amado, y nunca dejaré de hacerlo.
Todavía estoy a tu lado, ansioso de formar parte de tu vida. Soy capaz de recomponerla si me das todos los trozos. Puedo responder a tus interrogantes y aliviarte de la turbación mental. Háblame como a un amigo, a un hermano o como quieras imaginarme. Te susurro en la quietud de tu interior. Si me prestas atención con el corazón podrás escucharme. Déjame demostrarte todo lo que soy capaz de hacer.
No es casual que sientas compasión de otro ser humano. Es Mi corazón que inspira en el tuyo el afán de orar y acompañarlo en su dificultad.
Te perdono
No tengas miedo de que no te haya perdonado algunas de las cosas que hiciste mal o el daño que ocasionaste a otros. El momento en que me pediste que te purificara de tus pecados y fuera tu Salvador, te perdoné no solo lo que habías hecho hasta entonces, sino también todos los errores presentes y futuros. Nada de lo que hayas hecho o vayas a hacer podrá despojarte de tu lugar en el Cielo ni del amor que abrigo por ti.
Tampoco tienes que preocuparte de que vayas a seguir sintiendo remordimiento cuando llegues al Cielo. Es más, ni siquiera tienes que sentir remordimiento por esas cosas ahora. ¡Líbrate de ellas! Cuando Yo te dé la bienvenida, no experimentarás otra cosa que alegría y regocijo. Estaré inmensamente feliz de tenerte a Mi lado.
No pierdas ni un momento mirando hacia atrás. El remordimiento es impotente para alterar el pasado. Solo mengua tu alegría y reduce tus posibilidades de ser feliz y de gozar ahora mismo de paz interior.
Perfecta paz
Cada detalle de tu vida y todo lo que te preocupa, por grande o pequeño que sea, es importante para Mí. Si me encomiendas todas tus inquietudes en oración, hallarás una paz que te llenará el alma, paz como nunca antes experimentaste. La paz es la recompensa de la fe y la confianza.
Tengo contados todos tus cabellos. Hasta tal punto te conozco. Si me tomé la molestia de contar tus cabellos, ¿no crees que me intereso más aún por otros aspectos de tu vida que tienen mucha más importancia? Me intereso por tu felicidad, por tu salud, por tu situación económica, por tus seres queridos… Me intereso por ti, y si confías en Mí, me encargaré de que siempre tengas lo que necesitas.
Remóntate
No estás llegando al final de tu vida útil; simplemente tienes unos cuantos años más. Sé que sientes el peso de esos años en el cuerpo, pero tu espíritu no tiene por qué ser viejo. Mediante el poder de Mi Espíritu puedes ser jovial y vibrante. Puedo facilitarte la vida si mantienes una actitud positiva y obtienes tus fuerzas de Mí.
No des lugar a la depresión y el abatimiento. No languidezcas en las tinieblas y la negatividad. Puedes remontarte a todo eso en las alas de la oración. Vuelve tu corazón hacia tu destino final: el Cielo. Aguarda con ilusión lo que ha de venir.
Cuando se te presenten dificultades, mira el lado bueno de las cosas. Agradéceme y alábame por todas las cosas que he hecho por ti hasta ahora. Te guardé a lo largo de una vida salpicada de dificultades. No voy a abandonarte ahora.
¿A qué me asemejo? Al espíritu mismo del amor. Si tomaras la experiencia más amorosa que hayas tenido y la multiplicaras por mil, eso apenas empezaría a darte una idea de cómo soy.
Te quiero porque eres tú
Te quiero, y no solamente por las buenas obras que has hecho y sigues haciendo. Aprecio tus labores de amor y tus conmovedoras oraciones, pues otros se benefician de ellas. De todos modos, esas buenas obras no se granjean Mi amor. El amor que te profeso es un obsequio. Te quiero porque eres tú. ¡Así de sencillo!
Deja, pues, de pensar que tienes que acometer grandes cosas para ser grande a Mis ojos y para que te ame intensamente. Ya te quiero con inmenso amor y a Mis ojos eres grande. Simplemente relájate. Aminora la marcha, disfruta de la vida, y más que nada, disfruta de Mí. Si pasas tiempo conmigo te irás pareciendo más a Mí. Las obras de amor vendrán por añadidura, con tanta naturalidad que ni siquiera las considerarás trabajo, sino fuente de alegría.
Siento un cariño especial por cada persona, como si no hubiera otra en todo el mundo.
Esta batalla es Mía
La vida es un batalla, y como suelen decir, no hay día sin su porfía. La mayoría de los problemas que afrontaste en tu juventud quedaron atrás, y en su lugar aparecieron otros.
Cuando eras más joven, a veces te resultaba más fácil hacer frente a los problemas y salir adelante. Tenías más energías y resistencia. En cambio ahora en muchos casos descubres que no te alcanzan los recursos.
Es hora de cambiar de táctica. Es hora de poner el combate en Mis manos. Cada vez que sientas dolores o molestias, vuélveme el corazón en oración. Cada vez que te sientas desmoralizado o contrariado, convierte tus pensamientos en plegarias. Si te sientes confundido o te invade el temor, pon tu mano en la Mía. Encomiéndame tus inquietudes, y Yo te concederé paz interior.
Aunque tu capacidad física haya menguado, el poder espiritual que puedes ejercer mediante tus oraciones no conoce límites.
Amigos para siempre
Algunos de tus mejores amigos, junto a quienes viviste muchos años felices, han pasado a mejor vida antes que tú. Resulta penoso no tenerlos contigo; lo sé. Cuando te deprimas porque los echas de menos, piensa en lo felices que deben de estar ahora. Dejaron atrás los afanes y preocupaciones. Se encuentran en un sitio mejor y aguardan con ilusión volver a verte allí cuando llegue tu hora.
Los recuerdos de los felices momentos vividos juntos perdurarán para siempre. Cada vez que piensas en esos queridos amigos que ya no están contigo, te das cuenta un poco más de lo privilegiado que fuiste de haberlos conocido y de haber contado con su compañía. Esa relación estrecha que tenías con ellos fue un obsequio Mío, del cual tanto ellos como tú dispondrán para siempre. Cuando pases a este mundo, todos serán aún más amigos y se apreciarán más que nunca.
Más cerca que antes
Yo no separo por medio de la muerte a quienes se aman. Te he dado un vínculo espiritual con tu amado. Aunque ya no está contigo físicamente, todavía puedes sentir su presencia y saber que siempre está contigo en espíritu. No te dejaré desconsolada, ni tampoco a él. Se encuentra aún más cerca que antes.
A lo largo de los años llegaron casi a leerse el pensamiento el uno al otro. Sabías qué iba a decir o cómo iba a reaccionar casi antes que él mismo, y viceversa. Ahora, en efecto, él puede adivinar las abstracciones de tu mente, y lo que es igual de estupendo es que tú puedes escuchar su voz dentro de ti guiando tus pensamientos y aportándote muestras constantes de su amor eterno. Esa es la forma en que les posibilito que estén juntos en espíritu.
Pero eso no es todo. Tu amado quiere ayudarte a adquirir un sentido más celestial de las cosas. Él ya disfruta de la dicha y las recompensas del Cielo, y quiere compartir contigo un pequeño anticipo de ellas.
Como ves, el fallecimiento de tu amado no marcó el fin de la relación que tenían, sino el principio de un vínculo mucho más pleno y profundo: una relación espiritual.
El día en que nos encontremos cara a cara, enjugaré todas las lágrimas de tus ojos y te volverás a reunir con la gente que quieres, los que partieron del mundo antes que tú.
En poco tiempo, tú y tu cónyuge se reencontrarán de este lado del velo -el velo que separa tu mundo de la esfera celestial- y vivirán para siempre en la hermosa morada que les he preparado.
Perspectiva celestial
Tu amada, que ya dejó esta vida, se encuentra a salvo en Mis brazos, en su hermosa morada celestial. Está feliz y libre de preocupaciones, pues se libró del dolor que desgastaba su cuerpo terrenal. Está joven otra vez, en la flor de la vida. Siento mucho que la eches de menos, pero era su hora. Estaba lista y quería venir a unirse conmigo.
Ahora entiende lo que antes no lograba comprender. Ha sido favorecida con una medida mayor de Mi amor y se siente más segura en él que nunca. Recuerda su vida en la tierra y el tiempo que pasaron juntos, y ve solamente lo bueno, igual que Yo. ¿Me permites que te dé la misma perspectiva celestial? Nada la alegraría más a ella que verte sinceramente feliz, libre de remordimientos.
La luz de Mi amor
Si tienes fe en Mí, no tienes por qué tener miedo del futuro. Si me tienes en el corazón, puedes abrigar la certeza de que velaré por ti todos los días de tu vida y aun en el más allá. Se me conoces, si crees en Mi amor, si albergas la convicción de que te aguarda un mundo mejor, tendrás paz.
Exponte a la luz de Mi amor para que alumbre tu vida. Hallarás consuelo y solaz en ella. La certeza de que te amo te dará la confianza de que todo va a salir bien.
Prometí que no te dejaría sin consuelo. Por eso Mi Espíritu estará fuertemente sobre ti. Estaré más cerca de ti y contribuiré a llenar los espacios vacíos de tu corazón. El tiempo que pases conmigo te renovará y te reanimará. Soy tu amigo.
Sin remordimientos
Has superado muchas de las pruebas más difíciles de la vida. Has sobrevivido e incluso prosperado gracias a las cosas que se te presentaron en el camino. A veces, sin embargo, te preguntas si aprovechaste la vida tanto como hubieras debido; desearías tener algo más que mostrar. Yo, sin embargo, no pongo la mirada en el pasado. Mira lo que aún puede ser de ti, tu presente y tu futuro.
Quiero que seas feliz, pero primero debes despojarte de tus remordimientos y pesares por cosas pasadas. No caigas en la trampa del pesadumbre pensando que fracasaste o te quedaste corto y que por ende no mereces ser feliz ni sentirte satisfecho, ni ahora ni nunca. ¡Eso no es cierto!
Puedo ayudarte a enmendarlo todo. Todavía estás a tiempo. Entonces podrás aguardar con ilusión un futuro auténticamente feliz y lleno de satisfacciones y amor, libre del remordimiento y el pesar. ¿Qué podría ser más hermoso?
Quiero brillar a través de ti
Muchos cristianos consideran que tienen que ser fuertes y que en todo momento deben estar haciendo algo por Mí. Sin embargo, sus fuerzas en muchos casos terminan siendo un impedimento. Cuando uno es fuerte, saludable y muy dotado por naturaleza, los demás tienden a concentrar su atención en él. En cambio, los que son débiles o sufren un trastorno físico me dan ocasión a Mí de brillar a través de ellos. Cuando llega el momento en que Yo soy lo único que te queda, te das cuenta de que conmigo basta. Y al ver los demás que soy lo único que tienes, infieren que soy lo único que necesitan. Cuando eres débil, entonces eres fuerte, porque Mi fortaleza se perfecciona en tu debilidad.
No tienes más que decirte: «A pesar de mi debilidad, de mis enfermedades y de que no puedo hacer todo lo que solía hacer, el Señor me ayuda. Tengo Su fortaleza, Su paz y Su gozo. Tengo fe para hacer frente al porvenir. Desconozco lo que me deparará el mañana, pero conozco bien a quien lo determina. Es mi amigo, y sé que me cuidará y me sacará adelante en toda situación».
Estamos en esto juntos
Me entristece verte triste. Me duele verte pasar apuros. Conozco tu corazón y siento tus dolores y achaques. Me apena que al entrar en años tu cuerpo te dificulte las cosas. Sin embargo, también sé que a la larga esas cargas te hacen bien espiritualmente. Por medio de ellas adquieres más comprensión, más tolerancia, más compasión. Habiendo conocido lo que sufren otras personas, puedes levantarles la moral. Eso también te mueve a orar por ellas. Y al animar a los demás y orar por ellos, no sólo los beneficias a ellos, sino que también enriqueces tu propia vida.
Te prometo que no te dejaré sufrir más de lo que puedes soportar. Puedo aliviar y menguar tu dolor. Te ayudaré a sobrellevar la carga de los males que te aquejan. Al llevarla juntos no se te hace tan pesada ni tan ardua. Cuando te sobrevenga algún dolor, vuélvete a Mí. Apóyate en Mí. Si fijas tus pensamientos en Mí, te brindaré consuelo y te ayudaré a sobrellevarlo.
Tu vida está en Mis manos; pero a la vez Yo soy todo tuyo, tu fiel compañero, salvador y amigo. Estoy contigo en todo momento. Me siento a tu vera para musitarte palabras de ternura que te llenan el corazón de amor y consuelo y te dan fortaleza.
Estoy a tu lado, no lejos en el Cielo esperando a que vengas conmigo algún día. Soy uno de esos amigos que son más fieles que un hermano. Di mi vida por ti, y volvería a hacerlo con gusto, aunque fueras el único ser humano existente. Así de grande es el amor que te tengo y así de importante eres para Mí.
Mi Palabra, la Biblia, es como un enorme cofre lleno de tesoros que aguarda ser descubierto. Pídeme que te hable mientras la lees, y te daré discernimiento y te haré saber cómo se aplica a tu vida. Es fuente de sabiduría. Te guiará y te orientará. Si llenas tu corazón de cosas buenas provenientes de Mí, recibirás más y más.
Escúchame y aprende
Quiero hablarte personalmente. Quiero enseñarte a escuchar Mi voz para poder relacionarme más estrechamente contigo.
Deseo guiarte momento a momento. Quiero indicarte cómo puedes sacar el máximo provecho de cada día. Anhelo abrirte los ojos a todas las oportunidades que se te presentan. Quiero enseñarte cómo puedes ser una bendición aún mayor para todos cuantos te rodean y para aquellos que amas entrañablemente.
¿Cómo voy a hacerlo? Te susurraré palabras al corazón cada vez que me abras tu espíritu. En realidad es muy sencillo. La Biblia dice: «Pedid, y recibiréis» (Juan 16:24). Esa es la clave para escuchar Mi voz: pedir, escuchar, recibir y finalmente creer.
Cualquiera que sea tu edad, por mucho que creas saber, siempre hay más que aprender. Puedes incorporar algo nuevo a tu cuaderno de vida todos los días. Puedo hacer de cada día una nueva experiencia didáctica, un nuevo descubrimiento. Puedo responder a todos tus interrogantes y revelarte los secretos de la existencia. Todo eso empieza por aprender a escucharme.
Es todo parte de un plan
No dejaré que te suceda nada que de algún modo no forme parte del perfecto designio que tracé para ti. Hasta las enfermedades son parte de Mi plan, pues cuando te hallas a solas conmigo, como ahora, puedo consolarte, amarte y comulgar contigo sin distracciones. Los ratos que pases rezando y leyendo Mi Palabra pueden ser momentos gratos para ambos. Me encanta hablarte al corazón en la quietud. Reposa en Mí. Déjame amarte, déjame cuidarte y consolarte.
Es hermoso ver resplandecer el arco iris en tu corazón después de las lluvias de pruebas y dificultades. El amor que abrigas por Mí hace salir el sol de Mi amor y juntos formamos unos colores espectaculares.
La segunda vez es mejor
Algunos dicen que la vejez es comparable a una segunda infancia, y en cierto modo lo es. Es una época de volver a los placeres sencillos que, en nuestro afán por crecer, dejamos a un lado y que luego quedaron relegados por las presiones propias de la vida adulta. En una ocasión dije que para entrar al reino de los Cielos hay que hacerse como un niño. La verdad es que así es. A medida que entras en años todo se torna más sencillo. Esa sencillez te acerca a Mí y al Cielo.
Aprovecha la oportunidad y disfruta de tu segunda infancia. Por mucha edad que tengas, sigues siendo una criatura de Dios. Déjame que te prepare el corazón para tu viaje al Hogar celestial, ese mundo en que todo es bello y sencillo: los descubrimientos, el amor, las satisfacciones, las alegrías.
Se buscan personas que orenTop
A juzgar por el curso que sigue el mundo, la necesidad de orar es mayor que nunca. Sin embargo, cada vez son menos los que interceden en oración.
Es penoso ver cuántas situaciones quedan desatendidas porque nadie ora. Tengo poder para hacer cualquier cosa, pero necesito de oraciones para activarlo.
Mientras tanto, los perdidos andan como ovejas sin pastor porque nadie intercede por su causa. Además, quienes trabajan para Mí podrían lograr mucho más si contaran con el respaldo de más oraciones.
¿Empuñarás el arma de la oración? ¿Orarás con afán y constancia? Hay miles a quienes podrías ayudar rezando. Si aceptas esa invitación a la lucha puedes contribuir a cambiar el mundo de otro ser humano. Desde tu humilde rincón hasta podrías alterar el curso de la historia. Este ministerio de la oración podría llegar a ser tu obra cumbre.
No te cierres al amor
Aveces, aun cuando estás muy débil o doliente y sabes que necesitas ayuda, resulta difícil aceptarla. También resulta difícil confiar en los demás. Tiendes a pensar que tú, mejor que nadie, sabes lo que más te conviene. A veces es cierto, y en otros casos, no. Tendrás más veteranía y más experiencia, pero conviene escuchar a los demás.
Deja que tus seres queridos te ayuden y te hagan la vida más fácil. Para ellos es una oportunidad de manifestarte el amor que te tienen. Además, el hecho de que ponga personas a tu lado para atenderte es una pequeña expresión del amor que Yo mismo siento por ti. Acepta las muestras de cariño de tus allegados y también las Mías.
Quién es perfecto?
No te sientas mal por los errores que has cometido. ¿Hay acaso alguien que no haya cometido muchos? No. «Todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios» (Romanos 3:23). Eso enseña la Biblia. Sin embargo, Yo no me fijo en tus faltas y errores. Me fijo en el corazón. Sin duda que hubo cosas que pudiste haber hecho mejor, pero no te condeno. Aprecio el amor que me tienes. Me fijo en todo lo bueno que has hecho. Me fijo en el amor que prodigaste a los demás. Veo que en tu corazón, a tu manera, intentaste dar todo lo que podías. Para Mí, eso es lo más hermoso que hay.
Quiero instarte a pensar en los tiempos gratos que has vivido y en los que vendrán. Si mengua tu esperanza, deseo restituirla. ¿Me lo permites?
Te ruego que ores
Ora por tus seres queridos, para que sus días estén colmados de amor y sentido, y para que Yo me convierta en parte activa y esencial de su existencia.
Ora por tus amigos. Encomiéndame sus conflictos y preocupaciones y pídeme que los ayude.
Ora por todos los perdidos y solitarios del mundo, para que me encuentren, pues conocerme es vida eterna.
Ora por quienes sufren enfermedades dolorosas y debilitantes, para que en Mí hallen sanación, consuelo y fuerzas.
Ora por Mis obreros, por los que se dedican a darme a conocer y recoger la cosecha.
Ora por la paz y para que los pobres y los oprimidos gocen de libertad.
Ora por la generación joven, a cuyas manos va pasando el destino del mundo.
Ora por cualquiera que sepas que necesita Mi amor y Mi asistencia.
Ese tesoro que llamamos tiempo
La vida es como la búsqueda de un tesoro. En la infancia se tiene más esa percepción. La vida de un niño bulle descubriendo todo lo que hay a su alrededor. La vida misma supone para él una enorme sorpresa.
Al pasar el tiempo, los tesoros van escaseando, pero se vuelven más importantes: una pareja, una familia, la realización de nuestros sueños y ambiciones.
Entonces, justo cuando pensabas que se habían acabado los tesoros, descubres que hay más. Uno de los tesoros propios de la vejez es el tiempo. Cuando eras joven, el tiempo se te escapaba. En cambio, ahora tienes más tiempo para pensar. Yo lo dispuse así para que vivieras en relación más estrecha con el Espíritu del Cielo. Aminora la marcha y aprende a disfrutar de las maravillas de Mi creación y de las obras de Mi Espíritu.
El tesoro del tiempo puede conducirte a muchos otros descubrimientos. Los hay por todos lados. Son montañas de obsequios.
Cambio de carrera
No tienes por qué retirarte de la vida; solo necesitas una nueva carrera. Yo tengo la profesión perfecta para ti. Serías un consejero estupendo.
A veces te causa risa ver lo afanosa que se pone la gente más joven por cosas que tú aprendiste a manejar hace añares. Recorriste ese camino y aprendiste que al final todo suele resolverse, particularmente cuando va acompañado de plegarias. A tu edad no te tomas tan a pecho las cosas. Eso resulta muy útil en un mundo tan ajetreado como el de hoy. Los jóvenes suelen acudir a los viejos en busca de sabiduría. Quieren saber cuál es su perspectiva de la vida. Anhelan su aprobación y apoyo. Tú puedes tener un efecto muy positivo en ellos.
Además, pasar tiempo con gente más joven puede tener un efecto muy bueno en ti. Su energía, su entusiasmo y su apasionamiento por la vida son contagiosos y tonificantes. ¡Date una inyección de vida!
Legado de fe
Todo lo que has vivido fue dispuesto por Mí con un propósito, no sólo por tu propio bien, sino también por el de otros. Gracias a los años que hace que me conoces, has adquirido más profundidad espiritual. Ahora debes transmitir esa fe a los demás. Necesitan ver que la fe obtiene resultados, que la oración es eficaz y que Yo soy real.
Vivir tu fe a diario tiene un impacto profundo en los demás. Mucho después que te hayas ido a casa, al Cielo, tu fe perdurará en la vida de otras personas. El amor que abrigas por Mí y el que Yo abrigo por ti serán puntos de referencia. Se te recordará como una persona de fe, alguien que me amó, que confió en Mí y que impartió un espíritu sereno, manso y amoroso a todos los que lo rodeaban.
Sé optimista
No siempre puedes escoger las circunstancias que te rodean, pero sí decidir cuál será tu enfoque de la vida. Puedes optar por tener un carácter rígido, severo y refunfuñón, o bien optimista, alegre y positivo. Seguro que tendrás bajones y a veces padecerás dolores o molestias, pero eso no quiere decir que no puedas ser una fuente de ánimo para los demás.
Todas las etapas de la vida tienen sus pros y sus contras. Concéntrate en las ventajas. Sé optimista. Piensa en las cosas buenas y habla de ellas. Y no dejes de hacerlo el resto de tus días.
Dice la Biblia que tal como piensa una persona en su corazón, así es ella. Si te habitúas a ver las situaciones positivamente, además de ser más feliz, te convertirás en una persona optimista, de esas que le caen bien a todo el mundo.
Una combinación ideal
Cuando te gradúas a la otra vida, no puedes llevar contigo tus bienes materiales, pero sí puedes llevarte la sabiduría y la experiencia adquiridas en esta. Lo que hayas aprendido en la Tierra te será de utilidad en el Cielo.
Allá por fin podrás disfrutar plenamente de la vida. Tendrás un cuerpo saludable y lleno de energía, como cuando eras joven. Encima contarás con la sabiduría que atesoraste a lo largo de los años. Una combinación ideal. Será maravilloso, ¿no te parece?
Además, en el Cielo habrá mucho que hacer. Tendrás tiempo de descansar, relajarte y asimilar y disfrutar de cantidad de cosas estupendas; pero además habrá mucho que aprender, sitios que descubrir y retos emocionantes. Te puedo asegurar que no tendrá nada de aburrido.
Va aflorando la ternura
Cada año que pasa aflora más tu ternura. A lo largo de los años te he bendecido con una mayor sabiduría y comprensión de las personas y situaciones, y has llegado a depender más de Mí, del único que puede guiar bien cada uno de tus pasos. A medida que confías más en Mí, se te ve más radiante.
Algunas personas le tienen miedo a la vejez; pero si fueran conscientes de la sabiduría, la experiencia, la paciencia y la ternura que sólo se pueden adquirir en esa etapa de la vida, se convencerían de que conviene valorarla y tenerla en gran estima.
Un vino fino mejora con el tiempo. Lo mismo sucede contigo, tesoro Mío. Cada vez estás mejor. Cada año te ha añadido valor, y en estos momentos eres como un vino de cosecha, suave y añejo.
Déjame tomar el timón
A veces te sientes como una pequeña y añosa embarcación. Preferirías estar en el puerto que en alta mar, sufriendo los embates y el zarandeo de las olas. Te parece que tienes demasiada edad para eso. Mas Yo soy tu capitán. Estás en buenas manos. Sé hacer frente al viento y a las olas y puedo llevarte a buen puerto a pesar de las tempestades. Hasta puedo suavizar el viento y calmar las olas por causa de ti.
Tu corazón es como el timón. Cuando me lo cedes, puedo gobernar el resto de tu ser. No trates de capear los temporales por tus propios medios; clama a Mí y pídeme auxilio. Conmigo al timón no tienes nada que temer. Soy perfectamente capaz de traerte de vuelta a puerto seguro.
No tienes por qué tener miedo del futuro ni preocuparte del presente. Soy tu Buen Pastor y velaré por ti fielmente. Conozco los mares que has de surcar. La ruta nunca será muy difícil si permaneces a Mi lado y dejas que te guíe.
Hablemos del amor
Mi amor por ti es incondicional. Aunque te consideres una persona mala o indigna de ser amada, Yo te amo igual. Te amo simplemente porque eres tú. Eres una creación Mía. Conozco tus debilidades, y soy consciente de todas las veces en que te equivocas o no das la talla; pero eso no me impide amarte. Después que te arrepientes y me pides perdón, te quiero aún más. Siempre estoy pronto para perdonar.
Cuando miras a los ojos a un niño sonriente, ves un atisbo del Cielo. Al ver ponerse el sol plácidamente sobre el horizonte, ves la realidad de Mi presencia amorosa. Cuando un ser querido te tiende una mano para ayudarte, a través de él te estoy tocando con Mi amor. Si prestas atención, percibirás Mi amor y Mis obras de amor manifestados de múltiples maneras.
Mis planes para ti son perfectos; Mi amor por ti es perenne; la gracia que te dispenso es suficiente.
Los portentos del Cielo
Conozco los deseos de tu corazón y sé lo que te hace feliz. Te he preparado todas esas cosas aquí en el Cielo. Todos tus más caros anhelos te aguardan aquí, donde podrás disfrutarlos a plenitud y para siempre. Preparo para Mis amados precisamente lo que sé que es más importante para cada uno. El Cielo es todo lo que se dice de él y más. No te decepcionará, ya lo verás.
Todos tus sueños se harán realidad. Todos tus interrogantes quedarán respondidos. Todos tus pesares desaparecerán por siempre. Cualquier cosa que quieras aprender la tendrás al alcance de la mano. Podrás vivir las experiencias que quieras. Y todo eso no es ni la mitad…
Me perteneces para siempre, y te tengo preparado un lugar de singular belleza donde estarás conmigo.
Alborada
No hay anochecer que no vaya seguido de una gloriosa y espléndida alborada. Esa es Mi promesa para ti en esta vida. Cada vez que tu existencia se vea signada por un ocaso, recuerda que Yo siempre traeré una alborada. Cada vez que tengas un momento de abatimiento, cada vez que una sombra se cruce en tu camino, cada vez que el desencanto oscurezca tu sendero, que el último atisbo de esperanza se desvanezca o que el frío de la noche te envuelva, recuerda que te espera el alba, con todo su vigor, gloria y resplandor. Y así como te prometo que el sol saldrá cada mañana, la alborada de Mi amor volverá a alumbrar tu vida.
Por muchos ocasos que presencies, siempre irradiaré en tu vida mayor esperanza y felicidad. Te conduciré a través de cada noche hacia la luz de un día mejor.
El santuario
Veo tu lucha y oigo tus gritos de auxilio. Cuando te sientes completamente a solas, estoy a tu lado. Siento tu angustia y espero a que acudas a Mí en oración. Por eso, entra en Mi santuario, en ese lugar secreto que podemos compartir tú y Yo. Allí puedo disipar tu ansiedad, tus afanes y tu confusión. Allí puedo restituirte el sentido de propósito e infundirte fuerzas para continuar.
La vida puede ser una lucha, pero no tienes por qué combatir por tu cuenta. En muchas ocasiones te pongo cargas que se te hacen una montaña. Te abaten el espíritu, y te extraña que las haya puesto ahí. No lo hago para reprenderte ni a modo decastigo, sino para ligarte más estrechamente a Mí. Nadie llegará a conocer tu corazón mejor que Yo, ni a amarte más que Yo.
Los problemas y obstáculos que permito en tu vida pueden depurarte o amargarte, según cómo los tomes. Cuando hayas encontrado la paz que solamente Yo puedo dar, podré valerme de ti como instrumento de Mi amor para consolar a otros.
Hay muchas cosas en la vida que parecen injustas e incluso desconsideradas. Sin embargo, cuando las miras a través de Mi promesa de que todas las cosas redundan en bien para los que me aman, cobran otra significación. En esa promesa está la clave para sobreponerse a cualquier pesar, problema o temor.
Te amo, y siempre te amaré. Ocupas en Mi corazón un lugar importante que nadie más podría ocupar.
Cuando Yo lo disponga, cuando tu labor en la Tierra haya concluido, pasarás a este mundo. Esa es una de las recompensas que otorgo a quienes me aman: puedes tener la certeza de que te acogeré en Mi seno en el momento preciso, ni antes ni después.
Consejos del Gran Médico
No te resistas a los cambios que se producen naturalmente en esta etapa; más bien acéptalos y aprende a disfrutar de tu nuevo estilo de vida. Resistiéndote no haces más que estresarte y perjudicar tu salud y tu estado anímico.
Desarrolla alguna actividad, pero no trates de hacer más de la cuenta. No te exijas tanto. Tómalo con calma; deja que los demás hagan el trabajo pesado. Sé que no resulta fácil después que te has acostumbrado a ser fuerte e independiente. Es difícil quedarse en un segundo plano, pero en algún momento tienes que hacerlo.
Procura hacer ejercicio todos los días, preferiblemente al aire libre. El ejercicio te ayudará a mantenerte en forma y a dormir mejor. En general te dará energías. El solo hecho de llevar una vida activa te hará bien física y mentalmente. Te levantará el espíritu y contribuirá a tu estado general de salud. Si no sigues Mis sencillas pautas de salud o si no respetas las nuevas necesidades y limitaciones de tu cuerpo, ten por seguro que sufrirás las consecuencias. En cambio, si haces ejercicio, comes bien, duermes lo necesario y me encomiendas tus preocupaciones, puedes confiar en que Yo me haré cargo de lo demás.
¿Te sientes como sapo de otro pozo?
No te preocupes si no logras mantenerte al tanto de las últimas tecnologías o si no entiendes qué es lo que estimula a la generación joven. No hay motivo para que te sientas como sapo de otro pozo o como que te quedaste atrás. Si estás en sintonía conmigo, eso es a fin de cuentas lo más importante. Todo lo demás que la gente pretende conseguir en su afán de alcanzar felicidad y satisfacción resulta ser una farsa. Puede que entretenga y llene por un rato; pero al final, uno queda tan vacío como antes.
Solamente Mi amor puede saciar de verdad el corazón. De modo que si tienes Mi amor, posees lo que más busca y necesita la gente, aunque no se dé cuenta.
Tu grata compañía levanta el ánimo a muchos. No dejes de manifestar Mi amor: alégrales la vida a los demás, aliéntalos, identifícate con ellos, trátalos con comprensión.
El faro
Mi Palabra es como un faro que brilla en la oscuridad. Tú eres como un capitán que timonea su nave en un mar lóbrego. Sin luz, no ves la costa: tu nave podría golpear contra las rocas y naufragar.
Pero dado que te amo, envío Mis Palabras cual la potente luz de un faro que rastrea las aguas y te ubica. Mi luz te indica los peligros de la costa rocosa y la ruta para llegar a puerto seguro. Construí este faro para ti, porque te quiero.
Busca en Mi Palabra la luz y la orientación que necesitas para llegar a puerto sin ningún percance.
¿En qué consiste el amor?
Amar es interesarse por los demás y brindarse a ellos. Es callar cuando la situación lo exige. Es tomarse unos momentos en plena jornada ajetreada para comunicarle a alguien unas palabras de ánimo. Es tenderle una mano a otro ser humano aun cuando el cansancio te agobie.
Yo, Jesús, soy la esencia del amor. Siempre estoy accesible. Extiende la mano cuando necesites ayuda, y te la daré. Deseo ayudarte en todo lo que te haga falta.
Te amo con esa clase de amor que nunca te abandona, ni se cansa, ni se da por vencido. Soy tu amigo, y así como los amigos están para ayudarse mutuamente, Yo estoy para ayudarte a ti. Si me dejas ser tu amigo más íntimo y tu confidente, te ayudaré a crecer en el conocimiento del amor, te enseñaré cómo obra y cómo puedes encarnar Mi amor para los demás.
Así como está presente Mi amor en el arco iris, ten por cierto que también lo está en cada gota de aflicción.
Hazlo por Mí
No hay nada que puedas hacer que perdure más o contribuya más a promover el bien que darme a conocer y comunicar Mi amor. Y aunque nunca hayas hecho un esfuerzo por hacerlo, en realidad no es tan difícil.
Cuando salgas a caminar o te sientes en un banco de una plaza, puedes iniciar una conversación y levantarles el ánimo a las personas que conozcas compartiendo Mi amor con ellas. Hasta puedes darles folletos con mensajes acerca de Mí, Mi amor y Mi salvación.
Si tienes fuerzas, puedes ofrecer tus servicios en un albergue para los desposeídos, en un hospital, en un orfanato, en una iglesia o fundación de caridad. Invertir tiempo en los demás bien puede rejuvenecerte en cuerpo y alma.
Son muchos los que necesitan Mi amor. Me gustaría valerme de tu boca, de tus manos y de tus pies para transmitirles Mi amor. Sé Mis manos y Mis pies, sé Mi corazón y Mi boca. Déjame amar a los demás por medio de ti.
El mejor paso
El último paso de la vida -el que te traerá a Mi presencia- será la culminación de un largo viaje. Y ese último paso será el mejor de todos. Estaré allí para recibirte, para abrazarte y darte la bienvenida al Cielo. Entonces experimentaremos juntos una alegría total. Espero ese momento con gran ilusión.
A tu edad, tu cuerpo simplemente está agotado de los trajines de la vida. Tu corazón está cansado de tanto bombear; tus músculos, fatigados de tanto movimiento; tus nervios, extenuados de tanta tensión. Lo mismo sucede con el resto de tu organismo. Pero si no sintieras tanto agotamiento y no tuvieras todos esos achaques y dolores, no tendrías tantas ganas de dejar atrás tu gastado cuerpo para venir a casa, al Cielo. Esa es una de las formas que tengo de prepararte para el tránsito a la otra vida.
Ni te imaginas las cosas hermosas que te aguardan en el Cielo, sobre todo el amor. El amor que experimentarás en el Cielo será el más puro, el más profundo y el más sublime. Es perfecto en todo sentido, y te hará sentir mayor dicha y satisfacción que nunca. No se parece a nada que hayas conocido antes. ¡Será extraordinario! Descansarás de tus labores, la alegría reemplazará al pesar, recibirás recompensas por todo lo que diste y gozarás de solaz eterno en Mi reino celestial de amor.
Mi obra silenciosa
Estos son nuestros años sosegados juntos, amor Mío, en los que obro silenciosamente dentro de ti. Estos son los años en que la fuerza física pasa a un segundo plano para que pueda crecer y prosperar la fuerza del espíritu. Es un tiempo especial para que reflexionemos y meditemos, un tiempo que no se ve exigido por los quehaceres de otras épocas.
El hecho de contar con ese tiempo para estrechar tu relación con tu Creador no es un castigo, sino una recompensa. Aunque te lamentas del cansancio y la debilidad inherente a tu condición, Yo veo más allá de eso y contemplo la belleza de tu espíritu cuando se ve atraído hacia Mí. Al aminorarse la marcha de tu vida puedo hablarte con mayor claridad. Quiero responder a tus interrogantes y sanar tus heridas. Estos momentos forman parte de Mi plan para predisponerte para la otra vida.
Cada vez más unidos
Esta es la recompensa de quienes me aman: A medida que pasan los años, descubren que están cada vez más estrechamente ligados a Mí. Se vuelven cada vez más tiernos y amorosos, y sienten cada vez más paz interior. Su espíritu está en reposo.
Verás que al pensar en la gloria que te aguarda aquí, tu alma se acerca cada vez más al Cielo. Y al contemplar el horizonte y saborear por anticipado la bendición de conocer la plenitud de Mi amor en el Cielo, no olvides que siempre caminaré a tu lado en esta vida. Cuando llegue el momento, cruzaremos juntos ese río, tomados de la mano, hasta que pongas pie en la dorada orilla que te aguarda de este lado.
¡Qué alegría sentiremos al abrazarnos aquí, en tu morada celestial! Te esperan numerosas recompensas, y antes de venir aquí, acopiarás aún más. Aunque será un día bello y glorioso, los que pasarás allí antes de tu venida también serán hermosos.
Reposa, pues, en Mis brazos. Avancemos juntos día a día, como amigos, cada vez más unidos, hasta que llegue el día en que ya nunca nos separemos, sino que caminemos codo con codo y me conozcas tan íntimamente como Yo te conozco a ti.
El viaje
El camino de la vida es largo y sinuoso. Sin embargo, Yo te ayudo a dar cada curva y superar cada montaña. Cada paso que das, cada kilómetro que viajas, voy contigo y velo por ti.
Aunque todavía has de transitar por este camino un poco más, la luz que hallarás al final del mismo es tan divina, tan cálida y te rodeará de tal forma que te darás cuenta que cada paso del viaje valió la pena con creces. Te amaré entonces como te amé antes que fuera creado el mundo y como te amo ahora.
Cuando termine este camino y comience uno nuevo, me mirarás como a un amigo de confianza y me dirás: «En marcha. ¿Me muestras el camino?» Y te lo enseñaré.
Siempre vendré en tu auxilio. Puede que no siempre te libre de los problemas, pero te ayudaré a salir adelante y te daré fe para continuar. Esa es la fortaleza que quiero dar a conocer a los demás por medio de ti.
Epílogo
Si aún no has experimentado el amor expresado en estos mensajes de Jesús, puede deberse a que todavía no has recibido los dones de amor y vida eternos que Él te concede cuando lo aceptas como Salvador. Él no te presiona. Aguarda humildemente a que lo invites a participar de tu vida. Dice: «He aquí, Yo estoy a la puerta [de tu corazón] y llamo; si alguno oye Mi voz y abre la puerta, entraré a él» (Apocalipsis 3:20). Puedes acogerlo ahora mismo en tu interior rezando sinceramente la siguiente plegaria:
Jesús, te agradezco que murieras por mí para que yo pueda alcanzar la vida eterna. Te ruego que me perdones todos los errores y las faltas de amor que he cometido. Purifícame de todo eso y ayúdame a conducirme mejor. Necesito que Tu amor llene y sacie mi corazón. Anhelo la vida de felicidad celestial que tienes para mí tanto en este mundo como en la dimensión celestial. Te abro la puerta de mi corazón y te pido que entres en mí. Gracias por escuchar y responder mi oración. Amén.
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