«Conforme a tu fe…»
En cierto sentido, toda curación requiere fe. Independientemente del tratamiento por el que optes y a quién decidas recurrir, te hará falta fe: fe en los médicos, fe en los remedios, fe exclusivamente en Mí, o fe en que Yo obraré por medio de los médicos y las medicinas para llevar a cabo la curación que precisas. ¿En qué tienes tú fe? «Conforme a tu fe te sea hecho»1.
Puedo extender Mi mano desde el Cielo y sanarte en un instante sin intervención de nadie. Si tienes la convicción de que lo haré y esa es Mi voluntad en tu situación, se hará. Cabe también la posibilidad de que deposites tu fe en otras personas, en sus conocimientos, su pericia y sus remedios; pero poner tu fe en seres humanos falibles acarrea riesgos. Es mucho más recomendable orar para que los médicos y las medicinas sean instrumentos de los que Yo me valga para sanarte.
Tienes varias opciones. Puedes confiar en que Yo te curaré sin la ayuda de ningún médico. Puedes consultar a un médico para averiguar qué te aqueja y así poder orar con mayor eficacia. O puedes confiar en que Yo llevaré adelante el proceso curativo obrando a través de los doctores. Tú decides. En todo caso, Yo puedo ayudarte a tomar la mejor decisión. Acude a Mí y pídeme que te oriente.
En un asunto de envergadura como es una grave enfermedad, rara vez bastará con una sola oración para dar con la solución idónea. Es posible que tengas una idea clara de por dónde quieres comenzar, tanto si te inclinas por confiar en que Yo te curaré por medios naturales o sobrenaturales como si optas por buscar asistencia médica. Pero debes seguir acudiendo a Mí para que te oriente y te confirme cada paso que vayas a dar, sobre todo antes de tomar decisiones trascendentales. Los médicos tienen sus opiniones; y tú, tus preferencias; no obstante, el que sabe lo que más conviene soy Yo. Además, estoy siempre dispuesto a socorrerte «conforme a tu fe».
1. Mateo 9:29
Un equipo imbatible
Si te induje a buscar asistencia médica, también puedo conducirte a médicos competentes y de buen criterio. Pídemelo.
La capacidad de los médicos es limitada; pero Yo puedo intervenir para ayudarlos. Si oras por ellos, puedo agudizar su ingenio, incrementar sus conocimientos, recordarles cosas que hayan olvidado y dotarlos de una pericia que trascienda sus conocimientos y su experiencia.
Si bien puedo valerme de cualquier persona, me resulta más fácil obrar por medio de quienes tienen fe e inquietudes espirituales, creen en la oración, son conscientes de sus propias limitaciones y por consiguiente están más abiertos a recibir guía y asistencia divinas. Pídeme que te conduzca a doctores que posean esas cualidades. Tendrás más fe en que podemos trabajar en equipo si sabes que están en contacto conmigo o que por lo menos acceden a que ores por ellos.
Debieras orar antes y después de cada consulta y tratamiento. Ora que los médicos sean sensibles a Mi Espíritu. Reza para que Yo les indique a ellos y a ti qué preguntas formular, y para que el diagnóstico que emitan refleje Mi sabiduría. Ora sobre las distintas alternativas que se te presentan, y para que ellos te ayuden a optar por la más conveniente. En respuesta a tus oraciones, acrecentaré los conocimientos y la habilidad de los médicos que te tratan y sus auxiliares, de manera que te den el mejor tratamiento posible. Te mereces lo mejor, porque te amo.
En cierto sentido, toda curación requiere fe. Independientemente del tratamiento por el que optes y a quién decidas recurrir, te hará falta fe: fe en los médicos, fe en los remedios, fe exclusivamente en Mí, o fe en que Yo obraré por medio de los médicos y las medicinas para llevar a cabo la curación que precisas. ¿En qué tienes tú fe? «Conforme a tu fe te sea hecho»1.
Puedo extender Mi mano desde el Cielo y sanarte en un instante sin intervención de nadie. Si tienes la convicción de que lo haré y esa es Mi voluntad en tu situación, se hará. Cabe también la posibilidad de que deposites tu fe en otras personas, en sus conocimientos, su pericia y sus remedios; pero poner tu fe en seres humanos falibles acarrea riesgos. Es mucho más recomendable orar para que los médicos y las medicinas sean instrumentos de los que Yo me valga para sanarte.
Tienes varias opciones. Puedes confiar en que Yo te curaré sin la ayuda de ningún médico. Puedes consultar a un médico para averiguar qué te aqueja y así poder orar con mayor eficacia. O puedes confiar en que Yo llevaré adelante el proceso curativo obrando a través de los doctores. Tú decides. En todo caso, Yo puedo ayudarte a tomar la mejor decisión. Acude a Mí y pídeme que te oriente.
En un asunto de envergadura como es una grave enfermedad, rara vez bastará con una sola oración para dar con la solución idónea. Es posible que tengas una idea clara de por dónde quieres comenzar, tanto si te inclinas por confiar en que Yo te curaré por medios naturales o sobrenaturales como si optas por buscar asistencia médica. Pero debes seguir acudiendo a Mí para que te oriente y te confirme cada paso que vayas a dar, sobre todo antes de tomar decisiones trascendentales. Los médicos tienen sus opiniones; y tú, tus preferencias; no obstante, el que sabe lo que más conviene soy Yo. Además, estoy siempre dispuesto a socorrerte «conforme a tu fe».
1. Mateo 9:29
Un equipo imbatible
Si te induje a buscar asistencia médica, también puedo conducirte a médicos competentes y de buen criterio. Pídemelo.
La capacidad de los médicos es limitada; pero Yo puedo intervenir para ayudarlos. Si oras por ellos, puedo agudizar su ingenio, incrementar sus conocimientos, recordarles cosas que hayan olvidado y dotarlos de una pericia que trascienda sus conocimientos y su experiencia.
Si bien puedo valerme de cualquier persona, me resulta más fácil obrar por medio de quienes tienen fe e inquietudes espirituales, creen en la oración, son conscientes de sus propias limitaciones y por consiguiente están más abiertos a recibir guía y asistencia divinas. Pídeme que te conduzca a doctores que posean esas cualidades. Tendrás más fe en que podemos trabajar en equipo si sabes que están en contacto conmigo o que por lo menos acceden a que ores por ellos.
Debieras orar antes y después de cada consulta y tratamiento. Ora que los médicos sean sensibles a Mi Espíritu. Reza para que Yo les indique a ellos y a ti qué preguntas formular, y para que el diagnóstico que emitan refleje Mi sabiduría. Ora sobre las distintas alternativas que se te presentan, y para que ellos te ayuden a optar por la más conveniente. En respuesta a tus oraciones, acrecentaré los conocimientos y la habilidad de los médicos que te tratan y sus auxiliares, de manera que te den el mejor tratamiento posible. Te mereces lo mejor, porque te amo.
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